otros
Llegamos a Manabí, conforme a lo pautado y gracias al apoyo de algunas personas que hicieron posible el que el equipo compuesto de aproximadamente 37 personas estemos allí: cubiertos en su logística.
En principio no habíamos considerado estar en la provincia de Don Eloy. Así como suena: pues los apoyos no se hacían presente y ciertamente podríamos intentar "falsear" el paisaje manabita en Guayaquil -tal vez-. Ese era un criterio de la producción desde la perspectiva de abaratar los costos y de optimizar los recursos -escasos-
Pero sucedió lo increíble: la comunidad manabita nos reclamaba pues no se comprendía por qué habíamos decidido no filmar en Manabí. Explicábamos que además que el guión priorizaba el último viaje de Alfaro (y sus compañeros de infortunio) de Quito a Guayaquil en la ruta de ese tren que significa desde entonces la posibilidad de un país unido... Les explicamos que no tenemos suficiente dinero como para cubrir los costos de alojamiento y comida... Entonces si es que ese era el problema un manabita (Mariano Zambrano) asumió como cosa suya y se abanderó de esta causa y cubrió los costos de alojamiento y alimentación del equipo...
Pero hay otros manabitas que siempre estuvieron con nosotros y a cambio de nada: Oswaldo Bravo, Angelita Bravo que nos soportaron con la oficina; Elena de la Torre; el Alcalde de Montecristi (Cristóbal Toro) y seguro que otros más que Patricia Hidalgo (nuestra Productora Ejecutiva) ya nos dirá.
Estos manabitas -a la distancia- me doy cuenta que son muy pocos, pues todas las instituciones públicas y privadas deberían haber acogido esta propuesta porque "si de Manabí se irradia la hazaña del Viejo Luchador, creemos que todos las organizaciones y particularmente el pueblo manabita, deben estar a la cabeza de tan estimulante Proyecto", tal como expresamos en nuestras cartas clamorosas.
No sé si Manabí se merece Alfaro... De la misma manera que en alguna ocasión dije "Ambato, no se merece Montalvo". Pero esto definitivamente será tema de otra reflexión.
Pero en Manabí sucedieron muchas cosas: se enfermó nuestro Director de Fotografía -Jaime Cuesta- y aunque estuvimos cubiertos con el esmero y profesionalismo de Iván Cuesta A., hubo un momento en que tuvimos que quedarnos solos con el riesgo de suspender el rodaje. Cosa que no era posible, pues ya estábamos al final de la tercera semana de rodaje. Es decir... en la mitad del camino.
Otra dificultad que pasamos es que no tuvimos los "extras" que suponíamos estarían con nosotros los hombres de la Armada Nacional, pero por un error nuestro no fueron comunicados en su oportunidad. Ello y la situación de los accidentes aéreos que por aquella fecha (27 de marzo, día del Teatro por más señas) habrían ocurrido en Quito, no logramos contactar con las autoridades que estaban todas en los sepelios...
Pero todo se compensó con la generosidad de nuestros anfitriones y con la presencia de la comunidad de La Esperanza donde habíamos ubicado La Gallera para recrear una escena donde veremos a Don Eloy disfrutar de las peleas de gallos donde se puede decidir hasta el futuro de la nación, o donde todas las voluntades se dan cita en un acto eminentemente comunitario...
También rodamos en la Hacienda (perdón por no recordar el nombre de tan bellos espacios)... En un solo sitio estaban varios paisajes: desde un cacaotal hasta grandes plantaciones de caña de azúcar... Inolvidable. Pues allí pudimos hacer las escenas que nos mostrarán cómo crece la montonera... (RBP)
En principio no habíamos considerado estar en la provincia de Don Eloy. Así como suena: pues los apoyos no se hacían presente y ciertamente podríamos intentar "falsear" el paisaje manabita en Guayaquil -tal vez-. Ese era un criterio de la producción desde la perspectiva de abaratar los costos y de optimizar los recursos -escasos-
Pero sucedió lo increíble: la comunidad manabita nos reclamaba pues no se comprendía por qué habíamos decidido no filmar en Manabí. Explicábamos que además que el guión priorizaba el último viaje de Alfaro (y sus compañeros de infortunio) de Quito a Guayaquil en la ruta de ese tren que significa desde entonces la posibilidad de un país unido... Les explicamos que no tenemos suficiente dinero como para cubrir los costos de alojamiento y comida... Entonces si es que ese era el problema un manabita (Mariano Zambrano) asumió como cosa suya y se abanderó de esta causa y cubrió los costos de alojamiento y alimentación del equipo...
Pero hay otros manabitas que siempre estuvieron con nosotros y a cambio de nada: Oswaldo Bravo, Angelita Bravo que nos soportaron con la oficina; Elena de la Torre; el Alcalde de Montecristi (Cristóbal Toro) y seguro que otros más que Patricia Hidalgo (nuestra Productora Ejecutiva) ya nos dirá.
Estos manabitas -a la distancia- me doy cuenta que son muy pocos, pues todas las instituciones públicas y privadas deberían haber acogido esta propuesta porque "si de Manabí se irradia la hazaña del Viejo Luchador, creemos que todos las organizaciones y particularmente el pueblo manabita, deben estar a la cabeza de tan estimulante Proyecto", tal como expresamos en nuestras cartas clamorosas.
No sé si Manabí se merece Alfaro... De la misma manera que en alguna ocasión dije "Ambato, no se merece Montalvo". Pero esto definitivamente será tema de otra reflexión.
Pero en Manabí sucedieron muchas cosas: se enfermó nuestro Director de Fotografía -Jaime Cuesta- y aunque estuvimos cubiertos con el esmero y profesionalismo de Iván Cuesta A., hubo un momento en que tuvimos que quedarnos solos con el riesgo de suspender el rodaje. Cosa que no era posible, pues ya estábamos al final de la tercera semana de rodaje. Es decir... en la mitad del camino.
Otra dificultad que pasamos es que no tuvimos los "extras" que suponíamos estarían con nosotros los hombres de la Armada Nacional, pero por un error nuestro no fueron comunicados en su oportunidad. Ello y la situación de los accidentes aéreos que por aquella fecha (27 de marzo, día del Teatro por más señas) habrían ocurrido en Quito, no logramos contactar con las autoridades que estaban todas en los sepelios...
Pero todo se compensó con la generosidad de nuestros anfitriones y con la presencia de la comunidad de La Esperanza donde habíamos ubicado La Gallera para recrear una escena donde veremos a Don Eloy disfrutar de las peleas de gallos donde se puede decidir hasta el futuro de la nación, o donde todas las voluntades se dan cita en un acto eminentemente comunitario...
También rodamos en la Hacienda (perdón por no recordar el nombre de tan bellos espacios)... En un solo sitio estaban varios paisajes: desde un cacaotal hasta grandes plantaciones de caña de azúcar... Inolvidable. Pues allí pudimos hacer las escenas que nos mostrarán cómo crece la montonera... (RBP)