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El atractivo especial del parque es el Podocarpus o también llamado Romerillo. Este árbol maderero llega a medir hasta 50 metros.
Son las 13:50, las ancas de rana del almuerzo y la horchata (bebida tradicional de Zamora Chinchipe) son un buen recurso de energía para empezar el recorrido.
La espesa maleza, típica de la Amazonía ecuatoriana, hace que el ambiente sea húmedo y pesado para recorrer, pero nada importa, la majestuosidad del Parque Nacional Podocarpus invita a adentrarse en ese mundo de impetuosas montañas, donde la flora y la fauna están presentes en cada paso a dar.
El mapa del lugar y la leyenda “Esta tierra es nuestra, muchos han muerto, otros aún vivimos, pero la mayoría, aún no han nacido” son los primeros gráficos y letras que se avizoran luego de viajar 40 minutos desde Zamora. Un polvoriento y árido camino fue dejado atrás y, ahora, entre una amalgama de colores, el verde selvático predomina.
Luego de pasar las pancartas de presentación, los carros y la civilización en general dejan de existir, ya que el camino principal de acceso es de un metro de ancho. Luego de esto, todo es naturaleza. La entrada a esta magnífica obra de Dios es en subida, ya que desde Zamora empieza la parte baja, a unos 900 m. de altura. De ahí en más los músculos de las piernas empiezan a trabajar por partida doble.
La señal de celulares y la tecnología se acaban al inicio del parque. 20 minutos de caminata entre rocas y maleza y aparece en escena el río Bombuscaro. Este brazo de mar se llama, originalmente, Bombuscara, que significa “agua limpia” en lengua Shuar, pero al oficializarse este sector como parque (15 de enero de 1982), una error hizo que fuera registrado como Bombuscaro, cambiándose la letra “a” al final por “o”.
El fondo del Bombuscaro se puede ver sin ningún problema, ya que sus heladas aguas se filtran al bajar presurosas por el piedrerío del camino. La leyenda de este río dice: “forastero que tomase de sus aguas o se bañase en las mismas, vuelve obligado a vivir a Zamora, porque se casará con un mujer del sector”.
El camino continúa, el sol y la humedad hacen mella del físico, pero cada metro de avanzada da una embrujante sensación de querer seguir en busca de más bellezas.
La señalética indica que el centro administrativo está a 100 metros, luego de haber caminado por 35 minutos. El primer ser humano hace su aparición, es César Jiménez, guardaparques y guía, quien tiene 14 años laborando en el lugar.
Jiménez recomienda tomar ruta al llamado sector fotográfico, donde el río Bombuscaro baja con mayor fuerza que al principio de la caminata. El ancho es de 10 metros, por lo que el agua de este río se puede apreciar en mayor dimensión. El fondo del Bombuscaro parece estar a pocos metros, de dos a tres, por la claridad de sus aguas, pero en realidad está a más de cinco metros.
Una pequeña cascada está al costado del río. Su nombre es incierto, ya que no está registrado oficialmente. Solo dos cascadas fueron reconocidas al momento de la oficialización del parque, La Chismosa y La Poderosa.
Justamente, luego de estar en el sector fotográfico, el sendero lleva a esta última cascada, que tiene el nombre de La Poderosa por su imponente tamaño, 50 metros de caída, según Jiménez. Sus heladas y cristalinas aguas invitan a los visitantes a beber de ellas, la tentación es irresistible, más aún cuando el esfuerzo de la caminata lo impone.
Va un poco más de dos horas de recorrido, son las 16:00 y la humedad es sofocante. La salida de La Poderosa es en subida, pero el tomar sorbos de sus aguas dan la vitalidad necesaria para seguir el recorrido cuesta arriba.
El orquideario es el siguiente punto. La gama de colores es envolvente, pero según explica Jiménez, en mayo el orquidiario tiene un olor especial debido a la ophrys, una de las 20 especies de orquideas que existen en el parque. Entre las clases de esta planta están las maxillaria, epidemia (flor de Cristo), entre otras. En este sector del parque también hay helechos, así como anturio, planta que con su hoja se hace el tradicional ayampaco, plato típico del sur del oriente, hecho a base de bijao, palmito, maíz y pescado.
Por la hora, 17:00, no se pueden observar animales, ya que estos andan por el parque por las noches y con los primeros rayos de sol. En el lugar hay monos, guantas, tigrillos, pumas y culebras, como la botrox, la que es venenosa, entre otros.
Asimismo, este parque es casa de cerca de 630 clases de aves, entre las que destacan el loro de cuello blanco, la tangara y el gallo de la roca. Las mariposas también tienen su espacio en el parque, hay 80 especies, entre las que destaca la morpho azul.
El atractivo especial del parque es el Podocarpus o también llamado Romerillo. Este árbol maderero llega a medir hasta 50 metros. La mayor cantidad de Podocarpus están en el sector alto del parque, debido a que su hábitat se halla en altitudes superiores a los 1.500 metros.
En el sector bajo hay un Podocarpus plantado desde hace cuatro años, pero no ha crecido como otros árboles de su especie que fueron plantados al mismo tiempo, pero en la zona alta. El que está plantado en la zona baja mide 40 cm., mientras que los que fueron puestos en el sector alto ya miden 6 metros.
La luz del sol empieza a opacarse, ya son las 18:15. En este tiempo solo se pudo recorrer un pequeño sector del parque, ya que se necesitan dos días para conocerlo en toda su magnitud. En tan poco tiempo y espacio, la belleza de este lugar cautiva a todos sus visitantes... hay que volver. | | |
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